lunes, 10 de diciembre de 2007




Referencias bibliográficas

Ruiz Bolívar, C. (2.000). NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN. Coordinador General de Investigación. U. [Documento en línea] [Consulta:2007, Diciembre 08]

Austin de Beauport, E., y Díaz de Melasecca, A. (1994). Las tres caras de la mente. Caracas: Galac, S.A.

Velasquez B. Bertha, Calle M. María, Remolina Nahyr. (2006). Teorías neurocientificas del aprendizaje y su implicación en la construccuón de conocimientos de los estudiantes universitarios. Tabula Rasa. Julio-Diciembre. Número 005. universidad colegio mayor de Cundinamarca. Bogota, Colombia.

Morgan, Allman John. (2001) El cerebro en evolución. Editorial Ariel neurociencia.

Villee, Claude A. (1988) Biología Villee. Editorial McGraw Hill Interamericana de Mexico S.A
4ª edición.

Patologías

Cerebro reptil
Trastornos de la ansiedad

Cerebro límbico
El desbalance de dicho sistema conduce a estados agresivos, depresiones severas y pérdida de la memoria, entre otras enfermedades. También se pueden mencionar como patologías las isquemia, alzheimer y epilepsia.

Cerebro neocorteza
Trastorno del lenguaje expresivo, lenguaje receptivo-expresivo, fonológico, tartamudeo, dislexia.
Se pueden mencionar también los trastornos de aprendizaje.
Dentro de esta área también se puede nombrar el síndrome del hemisferio derecho que es un trastorno asociado a accidentes vasculares cerebrales, tumores, traumatismos craneales y otras disfunciones neurológicas.

Villee, Claude A. (1988) Biología Villee. Editorial McGraw Hill Interamericana de Mexico S.A4ª edición.

Cerebro Triuno y Educación


Como ya se ha señalado, MacLean (1978, 1990) en su teoría del cerebro triuno interpreta el cerebro como un sistema formado por tres subsistemas: el reptiliano, el límbico y la neocorteza, los cuales interaccionan permanentemente para la producción de la conducta.

Esta conceptualización enfatiza una visión holística del comportamiento en términos de sus procesos determinantes; de allí que considere que no es apropiado un estudio de dicho comportamiento a partir de los procesos parciales cognitivos o motivacionales que lo producen, sino como una totalidad.

En consecuencia, comprender esta conceptualización del funcionamiento del cerebro tiene importantes implicaciones para la educación, por cuanto le puede servir al docente como base teórica para una interpretación más adecuada del proceso interactivo que ocurre en el aula de clase y para desarrollar un sistema de instrucción integrado que tome en cuenta las diferentes áreas del cerebro.
Para ilustrar el planteamiento anterior, Nummela y Rosen-gren (1986) plantean que se puede dar el caso de que un niño pudiera estar vivenciando un sentimiento de ira debido a una pelea con uno de sus compañeros, al mismo tiempo que podría estar tratando de comprender una instrucción compleja para la realización de una tarea. Este tipo de situación no es nueva; sin embargo, en el pasado su tratamiento era generalmente por separado; por ejemplo, el área afectiva era tratada independientemente de la dimensión cognitiva y viceversa.
Numera y Rosengren consideran que toda nueva información, o aprendizaje en general, envuelve un contenido emocional o está asociado con algún contexto emocional.

Por ejemplo, un estudiante que perciba el ambiente o clima de la clase como inseguro, hostil o amenazante, en lugar de estimulante, exitante o retador, experimentará una interferencia emocional en su intento por aprender.
Por su parte, Lozanov (1978) ha señalado que existen barreras para aprender, las cuales actúan como filtros emocionales que determinan la aceptación o rechazo de la nueva información por parte del estudiante. Estas barreras actúan como alarmas que se activan automáticamente, con un propósito de autoprotección y están relacionadas con fuentes externas de estímulos o con los estímulos propiamente dichos.
Lozanov piensa que la barrera surge cuando el estudiante percibe una falta de confianza en el docente: (a) como persona o como autoridad; (b) en cuanto a la habilidad intelectual y dominio del contenido de la lección; o (c) en relación con cual-quiera pregunta que pueda estar reñida con cuestiones religiosas o morales o con sistemas de creencias. El considera que estas barreras existen en forma permanente, tanto a nivel consciente como inconsciente, y cuando un estudiante las vivencia el foco de la atención se desplaza desde la lección y el profesor, hacia los sentimientos y fantasías internas.
La investigación en esta área parece apoyar la noción de que los sentimientos y el aprendizaje son inseparables, lo cual plantea la necesidad de que los docentes sean más sensibles a las barreras emocionales del aula de clase que potencialmente amenaza la calidad de la instrucción. En consecuencia, los docentes deben propiciar un clima psico-afectivo agradable, armónico y emocionalmente cálido que haga propicia una efectiva interacción docente-alumnos, y alumno-alumnos.
La enseñanza principal que los educadores deben derivar de esta teoría del cerebro triuno es la conveniencia de desarrollar estrategias instruccionales integradas, basadas en una nueva conceptualización del proceso de enseñanza-aprendizaje, que tome en cuenta que el alumno puede vivenciar el aprendizaje a diferentes niveles al mismo tiempo, incluyendo el nivel inconsciente, y que estos procesos están en permanente actividad; es decir, los tres cerebros (reptiliano, límbico y neocorteza) influyen complementariamente en la efectividad del aprendizaje.



Ruiz Bolívar, C. (2.000). NEUROCIENCIA Y EDUCACIÓN. Coordinador General de Investigación. U. [Documento en línea] [Consulta:2007, Diciembre 08]

Mapa conceptual



Cerebro Neocorteza


Por encima del reptil, y del límbico se encuentra la Corteza Cerebral o Neocortex (nueva o última corteza en formarse en la evolución cerebral), este es el cerebro que recubre las capas más viejas o primitivas, es el que nos hace seres racionales, y conscientes de todo lo que nos ocurre tanto en nuestro interior como fuera de el.
Nos distingue de los reptiles y otros mamíferos porque nos permite la capacidad de razonar, imaginar y fantasear, posee dos hemisferios cerebrales, el derecho e izquierdo.
Por debajo de ambos hemisferios cerebrales se encuentra el cuerpo calloso que hace de especie de puente entre ambos hemisferios y permite las interconexiones entre ellos.
Toda la corteza cerebral posee billones de células que conocemos como neuronas, las cuales al conectarse producen la sinapsis, que al efecto físico no es más que el pensamiento, cada vez que aprendemos algo aumentamos el número de conexiones neuronales, la inteligencia se desarrolla mientras más conexiones neuronales logremos.
Los hemisferios cerebrales se ven organizados en forma simétrica, nuestro hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo y el derecho controla nuestro lado izquierdo, sin embargo, hay asimetría en lo que respecta a sus funciones.
Cada hemisferio cerebral cumple diferentes funciones.
El hemisferio izquierdo: procesa la información en forma lógica, por lo que es secuencial, todo es llevado en un estricto orden, utiliza la enumeración, linealidad, el paso a paso, las relaciones causa- efecto.
Se caracteriza por utilizar el análisis, es decir fragmenta la realidad por partes para estudiarla al detalle, es un proceso inductivo (de lo particular a lo general) proceso muy importante para la toma de decisiones y la resolución de problemas. Además toma muy en cuenta el paso del tiempo, todo es planificado, cronometrado.
El lenguaje oral y escrito son funciones de este hemisferio. De este hemisferio deriva la Inteligencia Racional.
El hemisferio derecho: Procesa todas las funciones que tienen que ver con lo espontáneo, creativo, la música, el arte; las imágenes: fantasear, visualizar, imaginar; posee la habilidad de la percepción espacial, dimensiones, Gestalt (totalidad), es decir que se caracteriza por utilizar la síntesis, une, integra, se sitúa en el todo, por lo que trabaja con deducciones (la totalidad, de lo general a lo particular). No necesita del tiempo, todo es eternamente presente. Trabaja con asociaciones libres, une, asocia un símbolo con otro o con palabras, sensaciones, olores, colores.
De este hemisferio derivan: la inteligencia asociativa, visual, espacial, auditiva, y la inteligencia intuitiva.
Morgan, Allman John. (2001) El cerebro en evolución. Editorial Ariel neurociencia.

Cerebro Límbico

Por encima de este cerebro reptil, y por debajo de la neocorteza ubicamos el Sistema o Cerebro Límbico. A este cerebro también se le conoce como Cerebro Emocional o como Cerebro Mamífero, porque los mamíferos poseen una estructura similar, y se corresponde muy bien con el comportamiento de los animales mamíferos, por ejemplo: el comportamiento maternal, proteger y cuidar a las crías hasta que ellas puedan valerse por sí mismas.
Todo lo que ocurre en el medio exterior es procesado en nuestro cerebro límbico, dándole el matiz emocional al experimentarlo.
Son comportamientos mamíferos: el amor, el odio, el altruismo, el deseo, los celos, la angustia, el temor, la culpa, etcétera.
En el se encuentran: el tálamo, que regula los comportamientos afectivos, la región septal, vinculada a la sexualidad, los bulbos olfatorios, que nos conectan a través del olfato y las manifestaciones respiratorias con las emociones, la amígdala que permite la expresión oral de las emociones, el hipotálamo, donde se generan los químicos como serotonina, endorfinas, y otra gran cantidad de ellos, es el centro del placer y del dolor, y el hipocampo, relacionado con la memoria a largo plazo y las emociones.

Nuestro cerebro límbico, permite el clima emocional para propiciar la motivación al logro, ya que trabaja con una serie de neuroquímicos que propician el impulso para dar órdenes al cerebro reptil de movilizarse para efectuar el deseo, o lo que queremos alcanzar. A la forma efectiva de alcanzar lo que nos mueve o motiva se le ha denominado Inteligencia Motivacional.
En síntesis: este cerebro se caracteriza por el sentir.

Velasquez B. Bertha, Calle M. María, Remolina Nahyr. (2006). Teorías neurocientificas del aprendizaje y su implicación en la construccuón de conocimientos de los estudiantes universitarios. Tabula Rasa. Julio-Diciembre. Número 005. universidad colegio mayor de Cundinamarca. Bogota, Colombia.